Otro asalto mas y otro nuevo rincón de la Isla de Java conocido, esta vez, por recomendación de Jajang (nuestro chofer para el que no lo sepa) nos bajamos a conocer un poco su tierra, que aunque nació a unos 35 km del destino final, aquí el fenómeno, se conoce la zona como la palma de su mano.
Así con mucha alegría y después de un día de mucho curro con reunión de última hora incluida, pusimos rumbo al oeste: Mario, Igor, Angel Efren (Se esta poniendo un poquito pesado y repite las cosas muchas veces. Y todos los días se levanta recordándonos que el 10 de agosto esta de vacaciones y el 24 abandona el País, ya veremos, como siga así, igual se queda dos meses mas y hay que retrasar el bodorrio) y el que se dedica a escribir estas líneas. Dejamos que Jajang condujera y tras repasar nuestras vidas en las 6 horas de coche que nos marcamos, durante el trayecto, hicimos una pequeña escala para coger fuerzas donde no dimos ni una con la selección de la cena, lo raro es ver como Angelito (con lo remilgado que es) no dejaba nada en el plato de un arroz que yo no se lo hubiera puesto ni a las gallinas para comer, menos mal que los entrantes a base de pinchos de cabrito y pollo salvaron un poco la cena.
Una vez en Pangandaran, a eso de las 12 o 1, llegamos al "Hotel"(por decir algo), mas que nada porque carente de agua caliente y presión en las tuberías, las sabanas de la cama brillaban por su
ausencia y solo disponíamos de la bajera y menos mal que no se nos negaron las toallas y el papel higiénico cuando lo pedimos, porque yo me veía haciendo "esfuerzos" nocturnos en la playa. Tampoco nos podemos quejar porque era el único que tenia habitaciones libres y más o menos nos temíamos algo peor a lo que encontramos.
Sin Madrugar demasiado nos levantamos a las 9 para degustar un rico desayuno basado en Plátano frito y café con leche (Angel y Yo) y Arroz frito y café con leche (Mario e Igor). Con unas fuerzas tremendas (y el estomago gruñendo) nos dimos un paseo por la playa, que la verdad tenia una pinta estupenda, donde se mezclaban niños jugando, barcos, mayores, cometas, chiringuitos, puestos de comida y puestos ambulantes y aunque parezcan muchos, dejaban bastante sitio para disfrutar del baño y colocar tu toalla si así lo requerías en primera línea de playa.
Terminado el paseo, habíamos divisado una playa que parecía bastante bonita y nos pillamos un barco por unos 6 euros entre los cuatro para que nos acercara hasta ella, y la verdad que no nos defraudo. La playa, mas limpia que la mayoría de las que hemos visto por aquí, era una playa de coral (lo que hace un poco molesto el caminar) pero donde estos chicos disfrutaron de hacer un poco de snorkel (previo pago de 2 pavos por las gafas) y dimos unos paseítos.
Cansados de andar por la piedras (la playa era bonita, pero incomoda a mas no poder), nos volvimos para la primera playa (ya era mediodía y había que comer) y nos fuimos a un chiringuito, donde nos tomamos unas Bintang y picoteos unas patatuelas. Terminado el picoteo, intentamos echar una siesta, pero yo la verdad que no estaba muy cansado así que me fui a dar un paseo por la playa, hasta que aparecieron Igor y Angel y nos dimos un baño. La verdad que la playa para bañarte era ideal, la arena finísima, ni una piedra, ni una alga y unas olas de esas que hacen que el baño sea divertido y no aguas mansas de esas que parece que te bañas en un lago salado. Los niños castellanos (tan de secano que cuando vemos un charco lloramos) dimos un paso mas en esto del baño y nos alquilamos un body-board (para el que no lo sepa una tabla de la piscina un poco mas grande en la que te tumbas e intentas, sin conseguirlo, coger alguna ola que te arrastre) para rematarnos de cansar.
Terminado el Baño, levantamos a Mario de su siesta (como dormiría con una batería sonando todo el rato al ladito suyo), tomamos una ducha y fuimos a ver el puerto, un poquito la ciudad y a cenar (no muy de remarcar, pues comimos lo que tenían y no estaba bueno), para acabar el día, terminamos en el mismo chiringuito donde habíamos picoteado escuchando un chavales versionar a Bob Marley (a gusto) y tomando una cerveza. No quisimos estirar mas la noche, estábamos cansado y habíamos quedado a las ocho para ir al Green Canyon.
Como era de esperar, nos quedamos dormidos y nos levantamos un poquito mas tarde. Jajang, ya esperaba con el coche, así que desayunamos y nos fuimos a ver el Green Canyon, que prácticamente es un paseo en barca con una bonita selva y unas rocas formando el cañón (claramente que esperabais sino), el caso es que esta gente es capaz de hacer atascos hasta en un rio. El sitio es bonito y agradable, pero su manía de pedir pasta por todo (hasta por querer bañarnos en el rio) hace que pierda un poco encanto. Terminado de ver el canyon, Jajang, nos enseño otra playita de las cercanías, donde aprovechamos para comer algo en un chiringuito donde encontramos un buen remanso de paz y tranquilidad y pusimos fin a nuestro fin de semana, eso si, después de sufrir 8 horas de viaje de vuelta por los benditos atascos de este país.
En conclusión, el sito es bonito, pero le hace falta algún restaurante donde se pueda comer, "un mucho" de limpieza (como a todo el país en general) y una buena autopista que acorte las horas de viaje. No lo he dicho, pero la distancia que separa Bandung de Pangandaran es 250 km. Como os digo, un sitio bonito, pero no merece la pena ir solo un fin de semana y es muy difícil aguantar más de un fin de semana allí. No se si volveremos, pero esta claro que no en un par de meses.
Besos y abrazos.